sábado, 17 de agosto de 2019

Dicen que uno siempre vuelve a los sitios en los que fue feliz.

"Alguna vez leí que uno siempre vuelve a los viejos sitios donde amó la vida"
Casa rural Valmayor(Trévago, Soria)
Es así, uno siempre vuelve.
Volvemos a los lugares donde nos sentimos acogidos,  volvemos a las personas que amamos y nos hacen sentir amados,  volvemos a hacer las cosas que en algún momento nos hicieron felices.
Uno vuelve.
Y volver es bueno, siempre y cuando te haga sonreir.
Las vacaciones son tiempo de desconectar.  De cargar pilas e ilusiones. De fomentar momentos y experiencias que nos hagan sonreir. De disfrutar. 
Y una no tiene que subir al Everest, basta con subir a los picos de Urbión  y hacerlo con quienes más quieres.




Una no tiene que ir a Roma (fantástico el viaje del año pasado), basta con pasear por Clunia y disfrutar de sus mosaicos y el espectacular anfiteatro. 

Hacer rutas por pueblos maravillosos (sin tener que irse a la Toscana. (Somaen)
O alucinar con el románico más espectacular como por ejemplo el claustro de Sto Domingo de Silos. 
O incluso pasear por Sad Hills, el cementerio de la mítica película "El bueno, el feo y el malo".
Y esperar una puesta de sol, rodeada de aguas inmensamente azules y unos verdes que nada tienen que envidiar a Irlanda. 


Pero cuando digo que una vuelve a los lugares en los que fue inmensamente feliz, no es por nostalgia. Pienso que el pasado, siempre formará parte de nosotros y no por eso creo anclarme en él. De hecho quiero pensar que lo mejor está aún por llegar, aun así, la sonrisa recordando tiempos preciosos, no deja de ser melancolía.
Cuando una vuelve a la casa rural  Valmayor ( no añorando hoteles de 5 estrellas) vuelve a la paz. Vuelve a la sonrisa y a las carcajadas (anoche creia que me ahogaba de tanto reir)
En este lugar me hicieron una fiesta sorpresa a los 40, rodeada de buenos amigos. También preparé yo alguna buena sorpresa que tampoco creo que sea fácil de olvidar por los protagonistas de la misma.
Se celebraron comidas de compañeros de empresas que ya no existen( las empresas, los buenos compañeros sí afortunadamente). Y de otros que me abrieron puertas a la esperanza de mi vida personal y profesional (tenemos que hacer otra, molineros). Algún fin de año divertido con los de siempre. Incluso una reunion con todos mis hermanos para celebrar algo bueno. Nos reimos mucho también aquella noche. 
Pero sobre todo una vuelve por la plenitud  que aporta a mi alma  el oxígeno que aquí se respira . Por lo bien que se come (madre mía Javi se supera de año en año, dieta estricta desde mañana), por la socarronería de Vicen, por ver la luna y las estrellas más brillantes (bueno casi tanto como las de mi Madrigal). Por desayunar entre velos como la reina de Saba. Por ver la sonrisa de mi hijo cuando llegamos a la ermita
A veces las vacaciones,  solo son para eso. Para pararse a reflexionar  sobre lo afortunada que es una. ¿Pararse? Todos me decís que no paro. Pues yo creo que sin parar, estas vacaciones me han servido para eso. Para pararme. Para coger aire. Para decirme que hay que seguir adelante. Que hay que llegar a la cima, por ellos. Pero sobre todo por mí. Pues al fin y al cabo las mejores vistas son siempre desde arriba.  


Aquellos que como yo ya despiden el descanso estival,  ánimo con la vuelta. A los que os quedan vacaciones disfrutadlas, la vida está para eso. Que no nos quedemos en el intento. 
Y para todos FELIZ FINDE.