viernes, 15 de abril de 2022

DE TI DEPENDE

"Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.

Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!».
Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!».
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.

No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada).

Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada."

(José Hierro)


Y resulta que no, que no es cierto que después de tanto, todo para nada. Al final todo fue para todo. Porque así tenía que ser, y porque lo que creí que era la nada, era justamente el comienzo del TODO. Y dónde sólo veía nada, era mi vista la que fallaba. Únicamente debí ponerme las gafas con la graduación adecuada.

Y la vida, como la naturaleza, te sorprende y te enseña. En todos los tratados sobre la felicidad, te recomiendan contacto con la naturaleza. Cuánto más salgo a ella, más lo comprendo. 

Hoy alguien me ha enseñado un fuerte roble que parece romper una roca por la mitad. Quizás no es así, pero lo parece. Lo que es absolutamente indudable es la fuerza de la naturaleza. 


Como la que tienes tú en tu interior. Y muchas veces ni siquiera lo sabes. Pero es esa fuerza la que te hace salir de la nada, y ponerte justo encima de ese todo. 

Sigues aprendiendo de la naturaleza y paseando por allí descubres un tejo. Un precioso árbol que busca cobijo entre otras dos rocas. 

Y te quedas sin palabras, solo respiras y sigues aprendiendo.  Te llevan a otro rincón y ves lo que parece un dolmen. ¿Un dolmen? Quién sabe, cómo llegó esa gran roca a posarse con esa precisión sobre las otras. Quizás salieron de la nada y se han convertido ahora en todo un todo. 

Viene muy bien pasearse por esta grandeza, es bueno que se te recuerde que eres pequeñito. 


Que solo eres un punto en ese todo. Y que aunque te sientas en el todo, todo puede volver a ser nada. Así que por favor, colecciona momentos de esos infinitos, cuantos más mejor. Momentos de esos que llenan tu vida con el todo. Que matan vacíos, que te hacen ver lo afortunado que eres. 

De ti en gran parte depende, solo tienes que saber mirar. La belleza no está tanto en el lugar, como en los ojos que la miran. Y ayuda mucho, pero mucho, caminar con quien sepa verla como tú.

GRACIAS MIL POR ENSEÑARME TANTA BELLEZA.