Lleva mucho tiempo llegar a ser joven. (Pablo Picasso)
Y entonces… cuando una se para a pensar un poco, y llega su ”cuarenta y todos” cumpleaños…. es inevitable plantearse aquello del bote de caramelos. Aquel niño que va viendo que su bote de caramelos va disminuyendo y los que van quedando los saborea “más y mejor” sin derrocharlos. O intentando no hacerlo. Y vas y saboreas cada uno de ellos como si fuera el último, no perdiéndote ni un poquito de su esencia.
Y doy gracias… (eso a lo que me enseñaron tan bien.) Doy gracias por estos amaneceres con los que os aburro cada mañana, doy gracias porque estás ahí, leyéndome a mí que no soy nadie. Doy gracias por mis hijos, por mi padre, por la madre que me parió, por mis hermanos, por mi trabajo, por mis compañeros y sin embargo amigos, por tantas y tantas cosas por las que hay que agradecer. Cada vez más y cada vez mejor.
Por tener aún capacidad de emocionarme… y lo que es mejor contagiar eso. Porque a estas alturas de mi vida…creo saber lo que es bueno y lo que no lo es tanto. Y a quienes quiero procuro contagiarles mi entusiasmo y a veces incluso los consigo.
Y porque aprendo… cada vez más y mejor a dar importancia a lo que sí la tiene. Y quitársela a la que no la tiene tanto. A veces aún me despisto un poco. Pero lo voy consiguiendo. O quizás más bien sea todo esto de lo que me trato de convencer.
Eso sí, entiendo que la vida puede ser muy larga y a la vez muy corta. Cuando miras hacia atrás recuerdas momentos infinitos que ocurrieron hace ya toda una eternidad. Y sin embargo no das crédito a que teniendo tanta necesidad de aprender, de reir, de conocer nuevos lugares de tantas y tantas cosas tengas ya casi 50.
Aún así es jodido esto. Te haces viejo…. Hay arrugas donde ni siquiera eras consciente de que pudieran salir. Por no hablar ya de las canas. Que maldita la habilidad que tienen las cabronas….
Nunca llevé bien cumplir años. Así que ahora que esto comienza a ser serio, mucho menos. Recuerdo una escena del pájaro espino en la que una genial y mayorcísima Barbara Stanwyck le decía a Richard Chamberlain que ella no se reconocía en el espejo. Que su alma era joven , su deseo estaba intacto y no podía contener la rabia de ver esa imagen reflejada.
Y como decían también en El Principe de las mareas, es una lástima que no tengamos al menos dos vidas cada uno. Y saber emplear en la segunda todo lo aprendido en la primera.
De todos modos, mientras va pasando el tiempo que a veces pasa tan lento y en realidad está pasando en un suspiro, seguiré disfrutando más y mejor o procurando hacerlo, al menos. E itentando que quienes me acompañan disfruten conmigo. Y algún día pueda cantaros aquello que deciá Loquillo “Has tenido suerte de llegarme a conocer”
Alguno de los amaneceres que tengo el lujo de compartir con vosotros.
Qué bien escribes prima y que bonito! La verdad que el tiempo pasa muy deprisa cada vez más y hay que aprovechar cada segundo que nos quede. Un besazo.
ResponderEliminarMuchas gracias. Y buen consejo aunque a veces se nos olvida
ResponderEliminarLos sentimientos se expresan cuando se pueden sentir. Si no habéis visto la película Her,os la recomiendo.
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