jueves, 19 de abril de 2018

Trasroscarse en primavera


No hay ni una sola historia de amor real que tenga un final feliz. Si es amor, no tendrá final. Y si lo tiene, no será feliz.  (Joaquín Sabina)



Con esto de la primavera, me dijeron que  se despierta la inspiración. Pues no sé si achacarlo a la nueva estación que como decía en mi entrada anterior por fin parece haber llegado a esta dura y fría tierra; o más bien justificar una nueva entrada tan pronto,  haciendo caso de más de una persona que me ha dicho que la entrada anterior después de tardía ha sido muy corta.

 ( Gracias,  compañeros) .

Como soy un poco anárquica, aquí estoy de nuevo tan solo un par de días después. Hoy os voy a hablar del AMOR.  ¿Qué es el AMOR? Claro una visión breve y muy particular. Aunque como siempre os digo cualquier parecido a la realidad será mera coincidencia. Este blog no es autobiográfico. Y quien diga lo contrario tendrá que vérselas conmigo.


Es curioso, yo que soy tanto de sentir. De emociones. De intensidades,  no sabría definir el amor. Sé que en mi caso es algo que te invade, supongo que lo tengo idealizado desde pequeña. Pero la puta realidad (perdón por ser tan mal hablada, siento herir sensibilidades, pero cada vez hablo peor y no sé por qué no quiero corregirme) , decía, la puta realidad, no ha sido tan suficientemente cruel (y mira que lo es) como para que haya conseguido estallarme encima. Sigo idealizando.

Una de las veces que con más fuerza me he enamorado fue del chico del instituto. Amor platónico no correspondido. Eso son los amores de verdad, los que no defraudan. Sigues enamorado toda la vida. Esa persona es perfecta, y sigue siéndolo. Y siempre lo será. Para mí el más guapo, el más listo, el más inteligente, con una calidad humana inmejorable. Años después, muchos años después seguía enamorada. Se lo hice saber de un modo muy original. Luché como siempre hago derrochando toda la energía en las causas perdidas. Y derroché energía a toneladas. Creo que es una faceta muy mía esa de derrochar energías innecesariamente. Se repite muy a menudo en mi vida.  Pero no me arrepiento ni de uno solo de los minutos dedicados. Hoy, sin tener casi relación con él, sé que él me aprecia. Y sé que es un amigo de esos  de los que no sabes apenas nada, pero con los que cuentas. Como dice Benedetti. No hasta 2 o hasta 5. Que no necesite nada que yo pueda darle, que lo haría sin pestañear. Y estoy absolutamente segura de que es recíproco.


Después me enamoré de un modo real, ya no platónico. El sentimiento fue el mismo, invasión. Se te quita el apetito. Mariposas en el estómago. Años de feliz y armoniosa convivencia. Magia. Pasión. Familia. Hogar. Felicidad suprema. Pero también el amor tiene una cara oscura, dicen que se acaba, (yo no lo creo, quizás el amor por su parte no era el amor que yo describo), traición y dolor. Angustia. Profunda decepción. Fueron acontecimientos que le siguieron. Y esos tampoco terminan. Como el amor son infinitos y perduran en el tiempo.


Luego vino la pasión, que como las cosas buenas, si breve dos veces bueno. No sé si esto ha sido obsesión o amor. Aunque creo que como todo buen enamoramiento que se precie tiene que tener grandes dosis de obsesión. Madre mía, qué obsesión, por alguien que no. Que no.  Y que no. Que como dice mi amigo David, es un tonto. Es la primera vez que me he enamorado de alguien cuyas cualidades más importantes no eran dignas de mención. Cobardía es una de ellas. Pues aun sabiendo eso, yo enamorada hasta las entrañas. Esta persona sacó de mí la faceta más poética. No sé por qué habré borrado todo de él (bueno la rabia sí que me empuja  a actuar así, de  un modo impulsivo) Si tuviera todo lo que le he escrito a esta persona, lo que le he grabado. Lo que le he enviado vía suspiros…..el Cortázar ese se quedaría corto.


Hay amores de todo tipo. Hay amores sanos y nobles que duran toda la vida. Parejas que se enamoran a los 15 años y crecen juntos. Respiran juntos y a pesar de las dificultades de la vida siguen juntos porque quieren estar juntos. (No hablo de la gente que lo está por conveniencia sin amarse) No saben hacer nada el uno sin el otro. Se acompañan. Se respetan. Son compañeros de vida. De esos,  para los escépticos yo conozco unos cuantos. Que son reales y  los tengo muy cerca. Envidia me dan, de la mala, que de envidia no hay otro tipo.


Hay mucho escepticismo en esto del amor. No es verdad que para enamorarse se necesite mucho tiempo. A veces sí, pero en otras ocasiones, vuelve a invadirte sin lógica alguna. Aún sabiendo que la otra persona no es la mejor opción para ti. Aún habiéndolo visto apenas 12 horas en 3 días. La base primordial de cualquier buen enamoramiento que se precie es la admiración. Tienes que admirar a la otra persona. Mi idealización no pasa por no ver los defectos en el otro. Claro que los veo. Los intuyo cuando permanecen ocultos. Los observo cuando son evidentes. Pero eso no impide que idealices al amado porque precisamente eso es el enamoramiento. Admiración. Idealización. Sueño. Que el corazón te lleve a sueños que al hacerse realidad descubras que todo lo que se vive con esa persona es pura magia. Y qué más da que tenga defectos. Eso da igual. Si no los tuviera ….. daría miedo.

Lo que si es cierto es que el amor no ocupa espacio. Los buenos corazones tienen cabida para amar y amar. Y el amor no se acaba. El amor es infinito por propia definición. Cuando amas de verdad a alguien lo haces para toda la vida. Quien me quiera defender lo contrario está invitado a una cena, será muy larga la sobremesa, porque tengo argumentos más que suficientes para demostrarlo. Si tú que estás leyendo esto, has conseguido tocar mi corazón, pese a quien pese y pase lo que pase tendrás un hueco en él para TODA MI VIDA.


Así que como es primavera, hagamos como en la película de Bamby que Tambor y su chica se trasroscan. Qué chula es esa escena.
Porque si hay algo verdaderamente triste no lo es tanto  el que no te correspondan como el hecho de no haberse enamorado nunca. He conocido a personas a quienes les corría horchata por sus venas. Éstos  sí que no me dan ninguna envidia. 

Es primavera, hay que trasroscarse. No hay mayor alegría y mejor ilusión que esa.


Feliz fin de semana.

martes, 17 de abril de 2018

Después de un invierno malo... una mala primavera?

Un optimista es la personificación de la primavera.(Susan J. Bissonette)


Parece increíble. Hace justamente una semana alguno de mis compañeros de trabajo se quedaban atascados en la carretera por la gran cantidad de nieve que cayó. Algún otro de no ser por las cadenas tampoco habría pasado. Yo, con mis ruedas de invierno que me cuestan un riñón y el coraje que a veces saco en los momentos difíciles, pasé y llegué al trabajo apenas con 15 minutos de retraso. Eso sí, temblando y muy tensa. Pero llegué. No os podéis imaginar la cantidad de nieve que había.
Dice Fito que después de un mal invierno, una mala primavera. Este invierno ha sido oscuro. Largo. Frío. Sin ver el Moncayo. Incluso llegué a pensar que había desaparecido, mi querido y admirado Moncayo... qué susto.....no estaba.
 Pero ayer, regresando por esa misma carretera de enlazadas curvas y que en muchos de los días del largo invierno , parecen pistas de patinaje sobre hielo, había un paisaje esperanzador. Un verdor de primavera. Un sol radiante, entre nubes también con luz. De esos que hacen que el campo parezca más verde. Más brillante. Me daban ganas de hacer fotos y poner el antes y el después, la diferencia con tan solo 7 días de margen. Como una especie de metáfora de la vida.
Esperemos que Fito no tenga razón, y hagamos caso a Sabina, que canta a la primavera en su último disco. Le da la bienvenida y le dice que la espera en  la escalera del redil.
Y que  cómo yo, lleva nueve meses oxidada, en el fondo de un baúl. Y sin estar enamorada, vuelvo al sur. Me vacunaré de lo que duele. No me encelaré del mar, porque efectivamente mis párpados huelen a humedad. Eso sí,  pienso ponerle todos los cuernos de los que sea capaz al invierno. Reavivar la hoguera y perfumar mi corazón.
No sería yo si no lo hiciera.

Feliz primavera, que parece que llega por fin,  casi un mes después de lo que dice el calendario.