miércoles, 3 de noviembre de 2021

LA ISLA BONITA

 

"SENDEROS QUE TOCAN EL CIELO”

“El espectáculo, en su conjunto, es de una belleza acongojante"

La isla bonita,  vaya si es bonita!!! Para los que la conocéis no tengo nada que explicaros , para los que no, os diré que es una mezcla  paisajística de otras islas canarias y sin embargo es extraordinariamente única. El Parque Natural de la Caldera de Taburiente es todo un espectáculo de grandeza impresionante, la laurisilva es una especie de isla tropical infinita en millones de tonos verdes, sus playas negras con esa mar tan tremendamente turquesa, así como sus piscinas naturales del Charco Azul y La Fajana, son conjuntos cromáticos de mis azules favoritos que regalan calma y paz al visitante. Por no hablar de Santa Cruz de la Palma, pasear por sus calles te envuelve en ambiente habanero, sus casas indianas y sus balcones, y la carabela al final, te hacen sentir en otro país, en otro mundo.




 




                                       


Desde su playa se ve el Teide en los días claros.

No he visto todo, ni mucho menos. Me hubiera quedado mucho más. Recomendados por una de mis personas favoritas, fuimos al Puerto de Punta Gorda, pensando que era un puerto para barcos, nos medio desesperamos bajando por una carretera infernal. En realidad  era un puerto de los de montaña  que te llevaba al mar y la sorpresa fue mayúscula al descubrir el maravilloso espectáculo que una vez más nos sorprendía,  al llegar abajo. Yo que soy mujer de acantilados, creo que ha sido uno de los más inquietantes y fascinantes que vi nunca.


 Claro que después el hecho de tener que subir los 460 escalones que había bajado, me recordó que acababa de cumplir 53 añitos y que estoy viejita.

También he disfrutado de uno de los atardeceres más enigmáticos de mi vida en la zona de los volcanes de San Antonio y Teneguía. Así como de unos fabulosos amaneceres en los Cancajos, que guardaré como un tesoro siempre en mi alma.



Pero resulta que hace más de mes y medio, en este lugar absolutamente paradisíaco, ruge la tierra, y un monstruo de fuego, cenizas, lava que además escupe grandes piedras incandescentes sin cesar está destrozando las vidas de gentes de paz.

Cuando organizamos el viaje, nadie nos hubiera podido predecir catástrofe de tal magnitud. Aún así decidimos ir por varios motivos, no nos dejamos llevar por el miedo y sí por la capacidad de observación, por las ganas de conocer esta isla cuya belleza se me había descrito, pero que  te sorprende y supera cualquier expectativa. 

Comentarios del tipo de "cómo se te ocurre ir allí, con lo que están sufriendo los pobres" no me influyeron en absoluto. 

Hablamos con un par de palmeros. Una chica propietaria de un taller de coches, afectada personalmente nos contó con todo lujo de detalles por lo que estaba pasando, y sobra decir que el drama que están sufriendo es totalmente desproporcionado y absolutamente injusto. Cómo lo es la vida , a veces a gran escala, siempre en más ocasiones de las que nadie quisiera. Y cómo decía mi padre, al que toca, toca.

Lamento profundamente por lo que están pasando. Gentes sencillas que cuidan sus plantaciones de plátanos al lado del mar, en algunos casos sobre fajanas de volcanes anteriores.


Pues también como nos dijo otro palmero, el carácter humano es resiliente. Nos comentaba que hace 50 años que  erupcionó el Teneguía y cuando todo pasó, la gente volvió a construir en esa misma zona." Los palmeros somos así, decía".

Cuando estás frente al monstruo que ruge y escupe toneladas de lava sin cesar, te sientes muy muy pequeña. La tierra te recuerda que no eres nada. Que el ser humano tan poderoso, resolutivo, imaginativo, no es nada, Y que absolutamente nada se puede hacer ante la furia de la naturaleza.

Ánimo y fuerza a todos los palmeros. Mucha paciencia y que no pierdan ese espíritu de reconstrucción. 

Yo, desde luego, si la vida me da otra oportunidad volveré. Me he quedado por ver muchos parajes y quiero enseñar a mis hijos lo que se siente cuando subes al Roque de los Muchachos y ves un mar de nubes, otras islas, las montañas de la Caldera y un cielo único casi tan bonito como el de mi Madrigal

                               








Cuánto más viajo, más quiero. Viajar es enriquecedor, cuánto menos. Viene muy bien a veces sentirse pequeñito, que se te recuerde que no eres el centro de nada. Que en realidad no eres nada. Y para eso, entre otras muchas cosas es importante salir.

Como escuché el otro día de un sabio " Un paisaje es un lugar y su imagen. Las dos cosas, la imagen puede ser cultural. Puede ser de muy diversos tipos, una imagen científica. Por allí pasa un río, por allí puede haber una meseta, allí hay una ermita románica que remite al hombre y a la historia. Hay naturaleza y hay historia pero hay también percepción. El paisaje es pedagogo. El paisaje es maestro, es el verdadero maestro. Y es también un enseñar a saber ver, a saber mirar. Eso se aprende, igual que por ejemplo se aprende a oír música. Es una cosa que se puede enseñar y se puede aprender. Entonces hay que saber enseñar a mirar. Hay una trastienda que no solo es la praxis sino que habita en el hombre de una forma absolutamente natural, que es el acercamiento al paisaje y a la naturaleza con el espíritu."

Gracias por decirme que yo sé enseñar a mirar. Si fuera cierto que lo hago, no dudéis  que lo  hago aprendiendo.

En el mirador de la iglesia de Tajuya había una vista muy reveladora. De un lado se divisaba un atardecer, una preciosa puesta de sol, de esas naranjas con la mar en calma. Te enganchaba mirar cómo se iba poniendo el sol en esas aguas que parecían un espejo de luz. Y al otro lado, apenas sin girar la cabeza, el humo incesante, la lava incandescente y ese rugir que tardaré tiempo en quitarme de mi cabeza. La vida es un eterno contraste. 

Esperemos que pase pronto el horror allí. Aquello es precioso y así debe seguir siendo. 







domingo, 25 de julio de 2021

Dé GRACIAS

 "Cuando la mente quiera quejarse, haga lo contrario: Dé gracias" 

Qué fácil es decirlo, me diréis, a mí que me gustan las frases con buenos consejos y soy la primera que no me las aplico. Aunque es cierto que lo intento y a veces lo consigo. En días como hoy en fines de semana como estos, dar gracias es lo menos que puedo hacer.

Es bien sabido por todos los que me conocéis, que me apasionan los viernes. Desde aquellos años de mi infancia en los que ponían en tv el 1, 2, 3.  Pero, claro para quienes nos apasionan lo viernes, los domingos por la tarde son aborrecibles. Pero yo hoy, voy a aplicarme la frase del título de la entrada y voy a dar gracias. 

Mi madre nos decía a menudo que disfrutemos mucho los momentos felices, porque los malos vienen solos. Y es absolutamente cierto que es así. Esa frase no acababa de gustarme mucho porque te recordaba que lo bueno no dura siempre. Y soy de las personas que piensan que los buenos hay que crearlos. Es posible hacerlo, además sin demasiado esfuerzo.

Después de un maravillosos fin de semana como este, llega el domingo por la noche y yo solo puedo dar gracias. 

Gracias, porque aunque no haya sido como siempre, al lado de nuestro maravilloso Duero sino en una silla dura de madera en un patio de instituto y con mascarilla, se celebre EL ENCLAVE DEL AGUA . Y haber podido escuchar en directo a Gisele Jackson quien consiguió erizarme la piel durante más de hora y media con una voz increíble y el sonido magistral de sus músicos. Desde luego fue todo un privilegio comenzar el finde así.


Gracias, por hacerme del sábado un día magnífico. Incluso con la compra semanal que es tan pesada y que fue hasta divertida porque me acompañaste tú mi niña y lo pasamos  genial comprando. Cómo puede hacerse divertida una tarea, fue ejemplo el sábado  por la mañana.

Gracias por seguir queriendo venir conmigo a leer al pantano, dónde se ven unos cielos increíbles y hago de todo menos leer. 



Gracias, por insistir en que vaya a verte y nos des un rato buenísimo en Abejar recordando anécdotas de hace 25 años cuando vivíamos juntas. Tú me llevaste a conocer nuestra preciosa Laguna Negra  hace 27 años, todo un paraíso soriano que me enamoró para siempre. Gracias de corazón, por llevarnos a comer a una terraza chula y pedir que volvamos. Te aseguro que lo haremos. 

Gracias,  a ti por esa tortilla tan ricaPor poner el canal de tv que no gusta a nadie pero que tiene mayor audiencia,  por mí. Por llevarme hoy, domingo por la tarde, horrible domingo por la tarde ,a pueblos cuyo cartel he visto más de 3.000 veces y  en los que nunca había deparado (ya me vale) y convertirme el terrorífico y horrible domingo por la tarde en un momento infinito. Mira que lo tenías difícil, pero que lo hayas conseguido es una prueba más de que los instantes geniales a veces hay que crearlos. 

Preciosa la iglesia de Valdegeña, unas vistas maravillosas y un pueblo con encanto. 





O esa torre en Masegoso que parecía que había desaparecido entre los árboles y me ha recordado a una aldea de esas francesas en las que aparecían Astérix y Obélix. Qué bonito todo !!!( va por ti Pilita).








 Y a estas horas, en este momento, domingo por la noche, no pararía de quejarme... y sin embargo solo puedo dar GRACIAS.

Hacedme caso. Dad gracias. Todos tenemos motivos para ello. Mil gracias a todos por leerme y que tengáis una bonita semana.




domingo, 13 de junio de 2021

Cuando una excursión lo tiene absolutamente TODO.

 "HAY LUGARES DONDE UNO SE QUEDA, Y LUGARES QUE QUEDAN EN UNO"

Os he dicho en más de una ocasión que no importa “el lugar”, sino el “con quien”.

Pero eso no es del todo cierto. Hay lugares que nada más verlos te llevan a otros tiempos, o te transmiten una paz inusual, por el devenir de sus aguas. O te enseñan luz reflejada en cada una de sus piedras de siglos pasados. Desde luego, el “DONDE “es tan importante, si cabe como” CON QUIEN”.

Sobre todo, si esa persona te lleva con su ilusión por compartir, con una generosidad extrema por regalar belleza. Cuando me medio reprocha a mí por ser intensa, y resulta que él lo es tanto o más. Y se entusiasma con mi entusiasmo.

Hoy ha sido uno de esos días que te colman de inmensidad. Si en una excursión hay un castillo medio derruido, una bella iglesia mudejar construida sobre una roca,  una cascada que te invita a ser escuchada tanto como observada, y un puente… ¿Quién dio más? Hoy ha sido una excursión absolutamente perfecta.

 












La vida te enseña, decía mi padre. Yo lo escuchaba con mis ojos de niña curiosa, y me preguntaba, qué querría decir eso. Y resulta que cuando pasan los años de modo inexorable, te das cuenta de lo que quería decir. En más de las ocasiones que me hubiera gustado, me he negado a aprender la lección. Entonces, la vida, que es muy perra y testaruda, comienza la lección de cero para que la aprendas la próxima vez, y ¡ ay de ti! cómo no lo hagas, porque volverá a enseñarte, esta vez ya  dándote capones en la cabeza como me hacia la maestra Doña Obdulia en Madrigal, cuando no era capaz de distinguir filas de columnas.

Hay que dejarse enseñar, hay que aprender a perder, cosa que también decía mi padre, cuando me ganaba a las damas, partida tras partida, y mi madre le hacía señas para que me dejara ganar y él decía: “que no Tea, que no. Que tienen que aprender a perder”.

Es jodido eso de perder. Desde luego. Pero como la vida, que efectivamente es tan perra a veces, también puede ser sumamente generosa y magnánima en otras, no cesa de enseñar. Y entonces una vez, no se sabe muy bien porqué halo del destino, aprendes la lección. De corrido, enterita. Y te encanta. Y desde lo alto del enésimo castillo que subes en el ultimo año de pandemia, descubres emociones nuevas, llenas de paz, de alegría, de intensidad y de ganas.

EL SECRETO, QUERIDOS AMIGOS, ESTÁ EN LAS GANAS. No las perdáis nunca, por favor, Nunca sin ganas.

Hoy mi querida Patri te llevo a Bijuesca y Berdejo. Espero que te gusten.

Feliz semana todos.