"Una familia feliz es una larga conversación que siempre parece corta" André Maurois
Pasó la Navidad del 2016, y terminé dando GRACIAS por todo lo que tengo aún. Mis padres rodeados de todos sus hijos y de prácticamente todos sus nietos. Yo rodeada de mis queridos hermanos y mis maravillosos sobrinos. Con mis hijos.
Echar de menos "mucho menos" todo aquello que se perdió y sonreír mucho más por todo lo que se tiene.
Pasaron las navidades, sí, las luces, los turrones, más kilos, más años, y más nostalgia añadida. Muchos kilómetros. Muchos. Niebla en el camino. Vuelta a casa.
Es curiosa la nostalgia que produce la Navidad, para aquellos que la vivimos como yo lo hice. De esas navidades de tradición, de fuego, de FAMILIA (en mayúsculas). Los vecinos que venían a casa a tomar la penúltima copa y a jugar una partida de cartas. Risas de madrugada. Las mismas historias contadas una y otra vez como nuevas, y las carcajadas sinceras y espontáneas como primera respuesta, un año tras otro.
Mi padre atizando la lumbre, siempre buena encina. Mi madre dando a probar" las zorraspas" exquisitas a todo invitado que no pudo estar en la matanza de la semana anterior...
Hay que ser agradecido, es de buen nacido (siempre nos lo inculcó nuestro padre.). Me resulta fácil, sin demasiado esfuerzo, ser muy agradecida. Pero sin poder evitarlo se agolpan los recuerdos.
(En esta foto Teodora me sostiene en brazos, mi madre al lado. Grandes vecinas)
Recuerdos de una madre fuerte, enérgica, luchadora, curranta como nadie, la más hospitalaria y generosa, valiente, que reía a carcajadas las gracias de mi padre. Que ponía más y más comida en cada plato (nunca era suficiente) y que nos cambiaba a los cuatro una y mil veces por su marido. A quien adoraba "yo soy el paño, tú las tijeras, corta por donde quieras", aunque se hiciera siempre lo que ella quería.
Una madre que además era buena vecina. Una vecina que era además una abuela para nosotros, dulce y cariñosa, mi añorada Teodora. Tiempos de unión, de compatir. De dar. De darse.
Una niña que era mimada por todos, los primeros mis hermanos mayores. Siempre la princesa.
Puta nostalgia, sino fuera porque rememora tiempos de estrecheces pero de amor por encima de todo. De hermanos mayores que venían a ayudar a la matanza y a lo que hiciera falta...De hermana pequeña cómplice. Tiempos de FAMILIA (en mayúsculas otra vez , una y otra vez en mayúsculas). Tiempos de novios que demostraban también amor haciendo de tripas corazón mientras se desenredaban las tripas del cerdo, o mientras cortaban la manteca para las morcillas, y que ahora más de 30 años después son los padres o la madre de mis sobrinos.
Cada nostalgia es una especie de vejez, lo leí en algún sitio, aunque sin duda denota que se vivieron momentos felices.
Puta nostalgia.
Puta nostalgia que duele. Que te recuerda que ya nada es como era.
Y por otro lado agradecimiento infinito a mi FAMILIA, con mayúsculas.
FELIZ AÑOS A TODOS.
Sé que no es viernes... pero yo este finde me voy a ser feliz, así que ya lo saboreo. Espero lo mismo para vosotros independientemente del día de la semana que sea.
Si que nostalgia y yo también participé de aquello muchas veces. Un beso muy fuerte.
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