martes, 8 de enero de 2019

Mis bodas de Plata

Veinticinco años es sólo el comienzo. Como decía Machado, quien amó profundamente a Soria: "Hoy, es siempre todavía."




Hoy, 8 de enero, hace justamente 25 años que comenzaba mi vida profesional en Soria. Había una nevada tremenda. Hacía un frío infinito. Recuerdo textualmente decirle a mi hermana mayor a pocos días de mi llegada "Dios mío, creo que me he venido a vivir a Siberia" , lo cual no deja de sorprender para alguien que viene de dónde dicen que quien aguanta un invierno allí,  vive 100 años (Ávila), vamos que yo no venía del trópico precisamente, pero aquí hacía mucho más frío. Seguro.
Recuerdo mis primeras conversaciones con mi familia desde una cabina (no había teléfono fijo en la casa en la que vine a vivir, y por supuesto no tenía móvil, aunque no tardaría en adquirir uno de aquellos que pesaban como un ladrillo).
Así que sí, hoy celebro mis bodas de Plata con Soria.
Vuelvo la vista atrás y observo. Ha sido un camino difícil a veces. Duro, durísimo en algunas ocasiones.. Salí de mi zona de confort y me vine a una ciudad desconocida, con gente desconocida,  primeros retos profesionales y ganas de probar.
Cuando llegué por primera vez y me di un paseo por el Espolón, noté la luz especial de Soria. Dejé Valladolid con una espesa y cerrada niebla y llegué a Soria con un sol radiante. Así fue. Y me dije : ¿Por qué no? ¡No había nada que perder!
Mis hermanas me decían que me admiraban por  venirme. Yo no lo veía aquello como  ninguna proeza digna de admiración. En absoluto lo era.
En aquel primer trabajo en el que estuve la friolera de 11 años me pasó casi de todo-como en mi vida.-
Conocí a personas fabulosas, Y a gente muy mediocre también.
Aprendí. Me defendí. Sobreviví. Viajé. Disfruté. Conocí la felicidad suprema. Risas, carcajadas compartidas.
Pasé frío,  en aquella primera casa no había calefacción (me mudé en cuanto pude). Me pasó casi de todo, en esos primeros meses llegué a compartir piso con una octogenaria a la que nunca vi la cara. Era la suegra de la dueña del piso que viviá en el mismo portal unos pisos más abajo, y la subía a dormir. (era igual, igual que la abuela de Angel Garó en su sketch. Seguro que os acordáis.)
Así que para el verano aquel ya estaba en otro piso. Lo compartí con gente fabulosa con la que disfruté momentos geniales. Era una nueva familia.
Recuerdo mis 27, 28, 29... años con gran nostalgia. Ganaba dinero, viajaba, estaba absolutamente enamorada, era independiente, compramos la casita, barbacoas en mi jardín, carcajadas hasta casi ahogarnos....
Ahora bien, como casi todo en la vida, había cara b. Esa gente mediocre de la que hablaba antes (no soriana) me llevó a vivir  incluso como imputada en una querella criminal.
Quienes me conocéis de cerca, sabéis que mi vida desde luego no ha sido nada monótona. He vivido (y vivo) tan intensamente que todo lo que me ocurre se magnifica sólo con ser como soy.
Alguien que me quiere mucho dice de mí, que en mi intensidad están mi premio y mi castigo.
Así que sí, Soria  y su laguna negra,


su cañón de río Lobos,


Casillas de Berlanga y la joya de S. Baudelio





 La Fuentona, sus pueblos maravillosos (Calatañazor, Vinuesa, Atauta, El Burgo de Osma, Caracena,  Agreda y sus gentes, Olvega -pueblo que como me dijeron una vez, me da de comer....Trévago etc) y sobre todo su cielo, sí Soria  y su cielo , sus castillos y su luz especial, me han dado muchísima felicidad. Ni que decir tiene su Moncayo, que ya es un poco mío. Y hasta vuestro.




Como pasa en los buenos matrimonios, mil veces que viviera, mil veces me casaría con esta provincia de gente noble, de frío, de luz especial,  de monte Valonsadero y fiestas de San Juan, de Duero que se congela a su paso y que en otoño me ha regalado las estampas más espectaculares del mundo (bueno esto último casi, claro, quitando las de Madrigal).
Os he traído aquí a todos los que quiero. A algunos físicamente, a otros con mis fotos y relatos. Ya sabéis que siempre que puedo comparto lo bello. 
Aquí nacieron mis hijos, orgullosos  sorianos ellos. Quienes me agradecen que me viniera, pues adoran su tierra, como yo la mía. Dicen que es de nobles hacerlo.
Veinticinco años es la mitad de mi vida .Hoy me preguntaban si el balance ha sido positivo pues conocí el dolor más profundo aquí también. Por supuesto que sí. He sido feliz en este lugar y yo siempre me quedo con lo bueno. Creo que conocer la felicidad es de agradecer.  Así que ¡GRACIAS SORIA!. Por muchos años más junto a ti.
 

Río Duero.  Paseo a San Saturio. Foto de José Luis Larred.

4 comentarios:

  1. Genial Goyi como siempre!! Enhorabuena por esos 25 añazos y muchos más!! Como dijo aquel, la vida es el camino que recorremos y cada uno de los grandes momentos disfrutados es una paradita en el mismo, para tomar aliento, y seguir hacia delante, siempre recordando lo maravilloso que ha sido y amando lo que/con quien has vivido.
    Besazooo

    ResponderEliminar
  2. Feliz cumpleaños Goyi, que cumplas muchos más, tantos como quieras

    ResponderEliminar